Sesión tensa la de este martes en el juicio del procés. A la espera de que se resuelvan sobre las peticiones de libertad y de suspensión de la vista oral reclamadas por los presos que son diputados electos en el Congreso, el presidente del tribunal, Manuel Marchena, ha cortado de raíz las valoraciones personales de los testigos que desbordaran el marco de los hechos del 1-O y el 20-S. Especialmente bronca ha sido la interrupción a la filósofa Marina Garcés, que ha provocado un enfrentamiento entre el abogado de Jordi Cuixart Benet Salellas y Marchena.
El presidente del tribunal ya había advertido a la testigo que prescindiera de valoraciones personales cuando, preguntada por el 1-O, Garcés ha recordado por dos veces que se despertó con fiebre. "No me replique y no nos hable de su fiebre, nos habla de cuando fue a votar", ha afirmado Marchena tras el segundo intento de la filósofa de hablar de su fiebre. Tras explicar que fue a la radio, Garcés a ha explicado su vivencia cuando vio las cargas policiales en las escuelas: "Yo aluciné". Y Marchena ha intervenido de nuevo, esta vez con una expresión más contundente y que suelen ser habituales en el resto de salas de vistas de España, pero que hasta ahora el presidente había minimizado.
"Si usted es profesora de filosofía tiene que saberlo. Usted no viene a explicar su estado febril o cuánto alucino. Sus valoraciones personales no tienen ningún interés, usted viene a explicar los hechos", ha aseverado el presidente del tribunal, ante la mirada atónita de Garcés. Inmediatamente Salellas ha protestado por la actitud del presidente del tribunal, al que ha acusado de vulnerar "derechos fundamentales de forma continuada".
El rifirrafe no ha acabado aquí. Cuando Garcés quería consultar unas notas manuscritas sobre la plataforma En Peu de Pau, impulsada por varios activistas prodesobediencia civil no violenta tras el 1-O, Marchena le ha vuelto a recordar que su presencia en la sala respondía a "explicar hechos concretos, no para hablar de percepciones". "Y deje de mirar las notas que lleve escritas", ha apostillado, a lo que Garcés ha replicado que le había pedido permiso a la agente judicial para llevar los papeles.
Ello ha motivado una nueva protesta de Salellas, que se ha repetido cuando el tribunal ha considerado impertinente una pregunta sobre una rueda de prensa de En Peu de Pau. "Las percepciones de la testigo sobre qué sintió o dejó de sentir no tienen relevancia jurídica", ha insistido Marchena, a lo que Salellas ha replicado que el tribunal sí permitió valoraciones personales de los policías y guardias civiles del 1-O, que describieron sucesivas "miradas de odio y hostilidad" en las centros, explicaron que "nunca" habían vivido una situación similar y llegaron a comparar lo sucedido en Catalunya con los tiempos en que ETA estaba activa –comparaciones que Marchena sí cortó y pidió prescindir.
"Si la sala no me permite ninguna pregunta, no voy a formular ninguna", ha concluido Salellas tras su duelo dialéctico con Marchena, a lo que el presidente del tribunal ha contestado: "¡Pues mucho mejor!".
No ha sido el único encontronazo de Marchena –que este lunes se había limitado a pedir "otra pregunta" a los abogados cuando el testigo empezaba a formular alegatos políticos– con testigos. El abogado Lluís Matamala ha mostrado su intención de declarar en catalán. Marchena ha recordado que legalmente al abogado tiene la obligación de declarar en castellano en el Supremo, y por primera vez ha advertido a un testigo a cuenta del idioma: "Si usted introduce cualquier elemento de debate o controversia sobre la decisión de esta sala inmediatamente va a ser expulsado. Asuma consecuencias disciplinarias y legales de ello".
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